Entrevista al Profesor Enrique Mariscal
Enrique Mariscal es el Director del flamante Departamento de Carrera y Formación Docente. Profesor en Filosofía y Pedagogía egresado del Instituto Nacional del Profesorado; Licenciado en Psicología y en Ciencias de la Educación, títulos expedidos por la Universidad de Buenos Aires. Posee una experiencia docente de más de cuarenta años, en todos los niveles de enseñanza. Su vínculo con esta Facultad es dilatado, desempeñándose desde 1972 –con excepción del periodo de interrupción del orden constitucional- en el estímulo al perfeccionamiento docente y la resolución creativa de conflictos a través de la mediación. Es especialista en planeamiento de recursos humanos, ILPES-CEPAL-UNESCO (Naciones Unidas), seleccionado en concurso nacional por el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina. Fundador del Instituto Superior del Profesorado de Misiones, base de la actual Universidad de Misiones. Entre otras actividades, realizó numerosos seminarios de pedagogía universitaria como asesor de la Oficina Sanitaria Panamericana/Organización Mundial de la Salud (O.N.U.) durante 1971/1976 en Facultades de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay, Ecuador, Perú.
Autor de numerosos libros, entre los cuales mencionamos “María Montessori”, “Manual de jardinería humana”, “La empresa magnética”, “El daño en la educación”; “El arte de navegar por la vida”; “El poder de la palabra creadora” y recopilador del volumen “Historias secretas de la Facultad de Derecho de Buenos Aires” publicado en 2.000.
Los recientes cambios que ha experimentado la unidad académica que conduce, consistentes en unificar dos dependencias que originalmente cumplían tareas autónomas pero complementarias, subrayan la intención de optimizar sus funciones y mejorar el aprovechamiento de los insumos disponibles. Tal ocasión sirve para dar a conocer las ideas y expectativas del Prof. Mariscal para el renovado ciclo que abre su gestión.
Caracterizado por un trato afable y una expresión sencilla, busca concitar la atención de su oyente a través de ejemplos e imágenes que ilustran sus conceptos, algo que seguramente se ve expresado en la breve entrevista que gentilmente nos concediera, y que ahora presentamos.
E. R.: ¿Cuál es su perspectiva sobre esta nueva etapa de la Dirección de Carrera y Formación Docente?
E. M.: Siento que la Facultad me brinda una oportunidad de trabajo creativo. Es una situación altamente promisoria porque descansa en una simpatía conceptual con la nueva gestión del decano, Dr. Atilio Alterini. Es decir que percibo respaldada mi intención transformadora en la concepción de pedagogía universitaria que asume la nueva conducción. En este sentido, considero que es indispensable fortalecer y jerarquizar la actividad docente. Por eso, en el encuentro que realizamos el 24 de abril pasado conjuntamente con el Dr. Alterini, propusimos una convocatoria muy atractiva: “Volviendo a pensar sobre el enseñar y el aprender”. Vale decir, buscamos desarrollar una actitud continuada de indagación y de compromiso intelectual. Es una tarea continua, que toca al corazón mismo de la institución.
Siempre me ha preocupado la figura, desarrollada en el campo médico, de la “iatrogenia”, o de la “iatropatogenia”, términos que se refieren al daño en la atención profesional, consciente o inconsciente, voluntario o involuntario, por impericia o negligencia. De la misma manera considero pertinente hablar de “iatrogenia pedagógica” para referirnos a los daños que se originan en los procesos de escolarización. Por ejemplo cuando se forma a alguien bloqueándolo en su potencial.
¿De qué modo puede se puede conjurar tal daño a la Educación Jurídica?
En el proceso de convertirse en abogado esta figura afectaría negativamente a la formación. Una óptica crítica y responsable debe ser fuente de objetivos superadores para lograr las transformaciones necesarias para mejores vínculos interpersonales en el campo de la educación superior. Se trata de un camino de excelencia que necesita la pedagogía universitaria argentina; esto implica asumir la responsabilidad docente por el conjunto de influencias que se ejercen sobre los estudiantes, no solamente las intelectuales. Entonces, valoro esta oportunidad como extraordinaria porque manifiesta una voluntad de cambio institucionalizado, que permitirá a la Facultad de Derecho fortalecer la actividad docente y prevenir posibles daños en la formación profesional, buscando diagnósticos y preventivos -para mantener el esquema de salud- con el fin de lograr un máximo aprovechamiento de los recursos disponibles para lograr los mejores resultados. Mi tesis doctoral en la carrera de Ciencias de la Educación aborda precisamente esta preocupación. Se titula “Iatrogenia pedagógica. El daño en educación”. Todo el país nos está observando. El potencial de cambio social que tiene esta casa es único; por lo tanto la responsabilidad que debe asumir es total.
¿ Qué marco teórico servirá de referencia a este trabajo institucional?
En mi libro La empresa magnética explico la “teoría de las tres i”. Los griegos antiguos, cuando hablaban de teoría querían significar “visión” amplia de un hecho. Un abordaje teórico es un enfoque perceptivo de una situación; por lo tanto no hay nada más práctico una buena teoría. Es indispensable enfocar la situación pedagógica, tanto de pregrado, posgrado y la vida profesional, desde la teoría mencionada:. Ello significa reflexionar sobre la identidad, la integración y la innovación, que viven alumnos y docentes Cuando hablamos de identidad, nos referimos a qué nombre respondemos; a descubrir qué venimos a significar, por ejemplo, hoy día, el ser estudiante, graduado o profesor en la sociedad argentina. Qué nombre nos nombra como protagonistas de esta realidad educativa y social. Respecto a la integración, tenemos que percibir con profundidad el nivel de calidad de las interrelaciones humanas, internas, que fomenta esta centenaria casa de estudios; percibir y valorar los vínculos que se establecen entre los estudiantes entre sí y con los docentes, entre los docentes entre sí, y entre los mencionados con los administrativos y no docentes. En el campo de la innovación es fundamental establecer la capacidad de respuestas nuevas a lo nuevo que se permite esta institución y sus egresados. No hay futuro digno para las organizaciones que no tienen fortaleza innovadora, que se copian a si mismas, protegidas por glorias pasadas porque el contexto que sostiene a toda organización formativa padece un momento de cambio total. Por eso, responder creativamente a la alta incertidumbre que nos toca afrontar es, tal vez, la tarea esencial de la conducción. Esas son las razones por las cuales simpatizo con la nueva gestión que quiere imprimir el Decano, al haberme invitado a colaborar en esta etapa.
Existe mucha investigación especializada sobre pedagogía institucional, desarrollo de las organizaciones y expectativas de vida de las empresas tanto productivas, comerciales como educativas.
¿Cómo se puede llevar a cabo estos proyectos? ¿Qué medidas pueden implementarse en el marco de esta Facultad?
Durante mucho tiempo me he dedicado a la planificación educativa. En esta disciplina se manejan con solvencia los esquemas de corto, mediano y largo plazo. Hoy en día, el largo plazo no puede ser mayor de dos años. Tenemos que lograr resultados en corto tiempo. En mi modesta gestión lo primero a conseguir es unificar Carrera Docente y Desarrollo Docente, que venían operando hasta ahora como entidades separadas. Además siento necesario reunirme con los setecientos docentes que asistieron a mis seminarios de 1972, de 1985 a 1987 y otros encuentros posteriores para “volver a pensar sobre el enseñar y el aprender”. Tras la caída del proceso militar, luego de habernos alejado, o abandonado, la universidad fui invitado por el entonces llamado, delegado normalizador, Dr. Eugenio Bulygin, a trabajar sobre las actitudes de los docentes, organizando reuniones para sincerarnos y prepararnos para el gran trabajo democrático.
Por eso me parece interesante volver a encontrarnos para ver qué hemos hecho durante todo este tiempo. Por otra parte, siento indispensable mantener un diálogo continuado, amistoso, cordial, con todos los responsables de cátedra, avivar, donde haya respuesta, la llama del entusiasmo; transformar verdaderamente cada departamento en un verdadero un club de aprendizaje, donde cada uno sienta que se enriquece espiritualmente, que es bien tratado, que posee un espacio de integración, un lugar a donde concurre no porque le pagan sino porque le gusta, porque crece con otros y está al servicio de los otros. Me parece muy importante crear una onda de entusiasmo y responsabilidad.
En síntesis gran parte de mi tarea consistirá en estar con los responsables de la docencia en comunicación fluida y espontánea. Asimismo, quisiera desarrollar un crecimiento hacia afuera: organizar actividades de educación jurídica, tan jerarquizadas, que logren acercar a esta Facultad a docentes universitarios de todo el mundo hispanoparlante. También me parece fundamental el trabajo interdisciplinario, para enriquecer a la Carrera y formación docente con el aporte de otras miradas y hacer de la Educación Jurídica un polo magnético que atraiga desde esta Casa de Estudios a otras visiones profesionales.
Considero sumamente importante, a la vez, recibir a todos los jóvenes aspirantes a la carrera docente para explorar juntos las motivaciones de su elección, fortalecer vocaciones auténticas y lograr que profesores y estudiantes sientan que la Formación Docente es un ingrediente esencial de la profesión. Empeño digno para que, de alguna manera, se perfilen nuevos estadistas, para que se animen a ser efectivos líderes de paz, idóneos para negociar y establecer vínculos de cooperación, no de enfrentamiento descarnado. Estos aprendizajes, de hecho, son aplicables dentro de las organizaciones en que se desarrolla el trabajo humano. El egresado de esta Facultad debe ser un líder significativo en la sociedad, no un individuo que solamente estudie para vivir en función del conflicto.
Cuando se realizó el Primer Congreso de Daños, organizado en homenaje Dr. Mosset Iturraspe, hablé del daño en la profesión, de acuerdo al mencionado concepto de “iatrogenia pedagógica”. Conmovió mucho, entonces, mi original y comprometido enfoque. Uno puede pensar en Derecho de Daños, y se puede vivir del daño, pero lo positivo socialmente es evitarla aparición del daño. Hay raíces pedagógicas de la ineficacia nacional y las hay también de la corrupción. La Facultad de Derecho, entiendo, debe contribuir tenazmente a conocerlas, asumirlas y superarlas
¿Cuáles son las carencias que ve en la formación del docente de esta Facultad?
Me parece que hay carencias y también existen virtudes. Pienso que hay una formación muy verbalista, de tal manera que podemos confundirnos en las palabras y no mirar los hechos. En muchos casos se privilegia la memoria, la mera intelectualización, más que la heurística. No hay muchos lugares aptos para el cultivo de la imaginación. Se desconoce la psicología emocional; no es una cultura que cuida de los afectos. Estimo que mantenemos una formación altamente individualista. Hay estudios especializados que demuestran que la enseñanza, en esas condiciones, fomenta el cinismo, es decir, una actitud defensiva o de ataque. Se tiende a pensar que el otro si puede te va a dañar, por lo que debo, preventivamente, atacar primero. De esta manera se altera la confianza y la comunicación. Es una formación que pareciera no habilitar mucho para la investigación; se privilegia la información por sobre las habilidades del aprender. Actualmente se puede obtener muchísima información por Internet, pero se trata ahora de discriminar qué es lo importante de lo accesorio y fomentar el trabajo integrador y valorativo de los datos masivos.
Asimismo, existe una gran necesidad de contención psicológica, de pertenencia grupal. Viendo los pasillos transitados por tanta gente, siento que caminan como peregrinos en un templo buscando de una respuesta espiritual. Entonces, de pronto, hay quienes se dicen “ahora sí, es aquí, Carrera Docente, esto es lo que estaba buscando, esto me va a habilitar para ser un profesor”, dando acceso libre a los conocimientos secretos, iniciáticos que poseían los grandes faraones.
Aconsejo como muy valioso leer y estudiar el libro que he compilado sobre esta Facultad, Historias secretas de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, donde se brindan elementos de diagnóstico de un valor enorme. Trataré que estas historias se trabajen más en la Facultad, porque constituyen una forma precisa de decir dónde nos duele, qué nos está pasando; todo con gracia, auto-ironía, metáforas y humor.
¿Cómo explica la vocación por enseñar? ¿Qué entidad particular le da al oficio de transmitir conocimiento?
La vocación es un llamado muy especial, es una motivación sagrada. Si tal motivación existe, se tiene el noventa y nueve por ciento de lo requerido. Pero también puede ser una vía de acceso al poder; porque quien practica la docencia tiene acceso a cierta jerarquía de mando. También puede ser un sendero para lograr beneficios secundarios, becas, prestigio, ocupar tiempo ocioso, etc. Siempre debe analizarse cuál es la real motivación del líder, en este caso del docente. Qué bueno si existe la motivación sagrada del comunicar, del transmitir generosamente el conocimiento decantado de superficialidades y modas. El docente no es otra cosa que un estudiante avanzado. Alguien que sigue estudiando con los alumnos nuevas y viejas cuestiones y transmite constantemente su asombro por los hallazgos valiosos que va teniendo en la práctica diaria.
Esto hace del docente un ser humano vital, magnético, no un producto terminado. Es entonces cuando el docente asume naturalmente la responsabilidad por todas las influencias que ejerce sobre los alumnos, no solamente por las intelectuales.
Tenemos que volver a despertar esta vocación de crecimiento compartido. Tal vez por eso he recorrido en mi propia experiencia los pasillos de esta Facultad, buscando los contactos iniciáticos, que me permitieran con el tiempo, a mí también, llegar ahora a esta Dirección de carrera y formación docente, para que el corazón y la mente, en armonía, continúen su aprendizaje de más conciencia, junto a otros, trasmitiendo ideas-fuerza, buena siembra, con profunda alegría interior.