Entrega del Premio Medalla Albert Schweitzer por Trabajo Humanitario al Dr. Julián Horacio Langevin
El pasado 26 de mayo se llevó a cabo en el Salón Azul de la Facultad de Derecho la entrega del premio Medalla Albert Schweitzer por Trabajo Humanitario al Dr. Julián Horacio Langevin. El evento fue auspiciado por la Embajada de Austria en Argentina y contó con la participación de la Embajadora de la República de Austria, S.E. Dra. Karin Proidl, quien tuvo a cargo la entrega del premio.
Tras una breve introducción por parte del moderador, Ramiro Anzit Guerrero, se dio la palabra al representante de la Sociedad Austríaca Albert Schweitzer en Argentina, Eduardo Callaey. Para comenzar su discurso, brindó una breve reseña histórica acerca de los inicios de dicha institución: “La Sociedad Austríaca Albert Schweitzer fue fundada en 1984 por un grupo de intelectuales como una organización sin fines de lucro y apolítica que estaría destinada a realizar trabajo humanitario, social y cultural. En febrero de 1985, fue reconocida como entidad civil por la República de Austria y, por decisión del Ministerio de Defensa austríaco, en 1991 se autorizó el uso en los uniformes de los premios y condecoraciones de la Sociedad. (…) Ha realizado su labor en treinta y cinco países, entre ellos, Albania, India, Irak, Malasia y México”. El expositor agregó que la Sociedad destaca a aquellos miembros que participan de la labor comunitaria impulsada por ella.
“En esta ocasión, la Sociedad quiere homenajear y condecorar al Dr. Julián Horacio Langevin por la defensa de los derechos humanos de los pueblos originarios”, prosiguió. A su vez, remarcó que la Sociedad ha tenido en cuenta para otorgarle tal reconocimiento su labor como Defensor Oficial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, especialmente en el período comprendido entre los años 2011 y 2014. “Hasta ahora ha sido la única defensoría oficial que, para abordar una defensa técnico-jurídica seria de los pueblos originarios, ha emprendido viajes a los territorios comunales a los fines de obtención de prueba y constatación fehaciente de sus condiciones de existencia”, subrayó.
Seguidamente, tomó la palabra la Embajadora de la República de Austria, Dra. Karin Proidl. En primera instancia, citó unas palabras de Albert Schweitzer: “Hay que hacer algo que no tenga por objetivo el lucro, sino la sencilla alegría de ayudar”. Luego, pasó a hacerle entrega de la medalla al Dr. Langevin, a quien felicitó por su labor. Por último, se dio la palabra al homenajeado.
Julián Horacio Langevin agradeció, en primer lugar, a los presentes y a la Embajadora de Austria, a quien le dirigió unas breves palabras en alemán. Continuó agradeciendo a los pueblos originarios a quienes ayudó, así como también a sus colaboradores, sin quienes, en su opinión, no podría haber logrado sus objetivos. Agradeció, además, a su familia, a la Facultad de Derecho de la UBA, a la Defensoría General de la Nación y, por último, a la Sociedad Albert Schweitzer.
Luego, señaló que el premio, más que ser un reconocimiento personal, permite una mayor visibilidad sobre la situación de los pueblos originarios argentinos. De este modo, mencionó a los pueblos wichi, diaguita, chorote y guaraní. Indicó que el propósito de su trabajo fue el de evitar que tales comunidades se extinguieran. “Cada una de estas etnias me permitió comprender realmente cómo somos y cuál es la riqueza que los pueblos originarios pueden darnos”, destacó. Hacia el final de su discurso, el homenajeado hizo referencia al mito de Procusto, en particular, a la cama de Procusto, y lo comparó con la situación de los pueblos originarios. “Al no encajar (los pueblos originarios) en nuestros estándares culturales, los amputamos”, aseveró. Reconoció que si bien hoy en día dichos pueblos gozan de reconocimiento constitucional, sus derechos aun así son violentados. Finalmente, estimó que resulta necesario que los sujetos que componen las etnias sean reconocidas como personas a través de su reconocimiento cultural.