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Año XIX - Edición 343 02 de septiembre de 2020

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Encuentro interdisciplinario por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo: “Derecho al aborto en la currícula universitaria”

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El pasado 1 de septiembre se realizó la conferencia “Derecho al aborto en la currícula universitaria” en el marco del Encuentro interdisciplinario por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

El encuentro fue organizado en conjunto por el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes; La Campora Derecho; 14 Bis; Auge; Franja Morada; Protagonistas; Parte Actora; La Causa-Partido Obrero; JP Descamisados; Sur Derecho; La Mella Derecho; Megafón; Nexo Derecho; Campaña Nacional por el derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito; Red Universitaria por el Derecho al Aborto; Red de Profesoras de la Facultad de Derecho (UBA); Asociación de Abogados de Buenos Aires.

La apertura de la jornada estuvo en manos de Nelly Minyersky y luego participaron en calidad de expositoras Mónica Pinto, Viviana Mazur, Laura Velasco y Graciela Morgade.

Para comenzar, la consejera suplente del Claustro de Estudiantes, Julia Ben Ishai, brindó unas palabras introductorias acerca de cómo se gestó este encuentro y la transversalidad del mismo. Seguidamente, tomó la palabra Nelly Minyersky y expresó: “Me siento emocionada porque siento que algo me une a toda esta marea juvenil y nos une algo que todas compartimos que es el amor a la profesión, el amor al derecho y a pensar un derecho crítico que sea un instrumento para el bien de todos”. Y manifestó: “Quienes hemos vivido muchos años de nuestra vida bajo dictaduras y golpes de Estado tenemos un amor especial por la democracia con todas las falencias que tiene porque nos damos cuenta de qué puede brindar una casa de estudio a pesar de las idas y venidas de gobiernos cuando hay períodos de democracia. Eso que nos une a las distintas generaciones es lo que me emociona a mí”. Asimismo, enfatizó: “Cuando hablamos de perspectiva de género, no hablamos de nada más y nada menos que la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres y la campaña logró trascender porque es mucho más que el derecho al aborto, es el derecho a la libertad y a la igualdad”.
A continuación, Mariela Castillo, militante de Protagonistas, presentó a las expositoras y moderó el panel.

En primer lugar, Mónica Pinto planteó el porqué de la inclusión del aborto en la currícula de la Facultad: “Es un tema sustancialmente de la democracia porque sin democracia temas como este no se plantean. Y la democracia no es solamente esos requisitos que aprendemos en el Derecho Constitucional o en Teoría del Estado, sino que la democracia es, además, el medio ambiente necesario para que pueda haber igualdad y derechos”.

Por otro lado, reconoció que “es cierto que nuestra casa que como la mayoría de las facultades de derecho es bastante conservadora, pero hay que ir empezando a hacer gimnasia de codos para que este conservadurismo empiece a ceder y así fue como a partir del 2010 creamos el programa de Género y Derecho como un programa de las mujeres de derecho por la igualdad. La idea era que este programa nos sirviera para empezar a hablar de los temas de mujeres dentro de la Facultad”.

Seguidamente, remarcó: “No nos da lo mismo que haya ley o que no haya ley. La decisión de abortar es una decisión poderosa que deja marca en la mujer que la toma y si encima de eso hay que tener la cuestión de pensar que estamos cometiendo un delito, esto es algo muy grave”.

Hacia el final, advirtió que “hay un esfuerzo mayúsculo que hay que hacer en estos campos que consiste en tratar de lograr poner de costado los fundamentos religiosos. Esto no quiere decir que la gente no pueda ser religiosa. Simplemente que la cuestión religiosa es dogmática y contra el dogma es muy difícil avanzar. Lo que nosotros tenemos que pensar es que tenemos un Estado en el cual los derechos humanos están garantizados para todos los que se encuentren bajo jurisdicción del Estado argentino”. Y concluyó: “Lo que no podemos permitir es que las convicciones morales de algunos pocos tengan que determinar lo que son las normas para el resto. Esto es, básicamente, un imperialismo moral que no se condice con la vigencia de un sistema democrático”.

Por su parte, Viviana Mazur analizó “el esfuerzo que en este siglo han hecho quienes diseñaron las currículas universitarias y sostuvieron gran parte de esa formación universitaria para que el aborto quede afuera cuando incluso a la mayoría de las personas que transitaban esas universidades les ocurrían cosas vinculadas al aborto”, y aseveró: “Han logrado con una fuerza enorme disociar lo que pasa en la realidad y lo que sucede en esas casas de estudio. Esto no es casual y no puede ser accidental. Es un trabajo con mucho esfuerzo para poder dejar afuera de los claustros todo aquello que tiene que ver con el aborto y con la capacidad de las personas a decidir particularmente con sus propios cuerpos”.
En esta línea argumental, afirmó que “el trabajo y el recorrido que hay que hacer es sumamente profundo para que los y las profesionales que salen de las universidades conozcan lo que las leyes actualmente permiten, pero también para que conozcan lo que las leyes no están permitiendo y a qué exponen a las personas cuando no lo permiten”. Y especificó que “gran parte de la proporción de mujeres que muere por cuestiones vinculadas a un embarazo, parto o puerperio lo hacen por razones de abortos clandestinos o situaciones en las cuales el aborto no fue ofrecido tal como la ley sugiere”. Sobre esto, subrayó: “Cuando una mujer está corriendo un riesgo para su salud y no hay un equipo de salud que en uso de la transparencia activa le ofrezca la posibilidad de interrumpir ese embarazo dentro de un marco legal está incurriendo en falta y se está generando un enorme riesgo para la vida y la salud de esa persona”.

Para concluir, destacó: “Los y las profesionales que trabajamos a favor del aborto y que luchamos a favor de que las mujeres y las personas gestantes puedan aceder a una interrupción del embarazo cuando así lo desean lo hacemos desde un lugar de conciencia, desde la absoluta conciencia que tenemos de que nuestro rol es lograr que las personas puedan acceder al estándar más alto de salud que les sea posible y dentro de esos estándares de salud está la posibilidad de gestar cuando lo desean si es que lo desean y de elegir sus proyectos de vida”.

A su turno, Laura Velasco expresó que “fue muy difícil discutir y llevar a las comisiones y a la propia sesión algunos debates en torno a proyectos que nos parecían y parecen indispensables para acompañar aquellos sectores que por la están pasando y sobre quienes más golpea la emergencia sanitaria que transitamos, pero presentamos algunos pedidos de informes en relación con el funcionamiento de los centros integrales de las mujeres, el cumplimiento de la ESI y algunos temas que habían sido curiosamente olvidados como la presencia de la cuestión de la violencia hacia las mujeres en la currícula del secundario durante la pandemia”.

Además contó que “ni bien iniciamos la gestión legislativa en diciembre de 2019 tuvimos una primera reunión con el cabildeo CABA de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito”. Y remarcó que “estos temas nos dan la posibilidad de construir ese consenso transversal o plural que tenemos que reivindicar y que sin ninguna duda fue para nosotras un logro muy importante”.

Más adelante, expuso que “en el 2015 el pañuelo verde se convirtió en bandera y trascendió el enorme significado que tiene en sí la lucha por el aborto legal; significó la libertad, la soberanía sobre nuestros cuerpos y el plantarse con uno de los debates más difíciles con los sectores fundamentalistas o de los sectores de las cúpulas de las estructuras religiosas. En ese debate y con ese pañuelo salieron a la calle las pibas. Me parece que ahí hay algo que se transformó, que nos renovó el feminismo y que no tiene vuelta atrás”.

Finalmente, Graciela Morgade comenzó diciendo: “Si bien quienes trabajamos en género y educación y quienes militamos a la educación sexual integral tenemos una perspectiva muy crítica de los saberes establecidos en las universidades y de los procesos de elusión, omisión o esos sesgos patriarcales, capitalistas y coloniales que tiene el conocimiento, lo que quisiera proponer es que pensemos a la formación como un proceso mucho más dinámico que lo que las instituciones hacen con nosotres”.

En este marco, indicó que en la trayectoria en el ámbito universitario se pueden observar tres fases de transversalización con presencias y ausencias de la perspectiva de género y derechos humanos y del aborto como uno delos contenidos organizadores más críticos en este momento en los proyectos de los feminismos y en general de los movimientos sociosexuales.

Primero mencionó que “se empieza a hablar en algunas cátedras, se empieza a incorporar en seminarios a veces optativos (...). Hay un nivel de la presencia de la perspectiva de género y de las perspectivas que tiene que ver con la educación sexual integral que son materias, experiencias y grupos”.

Luego propuso otra fase que tiene que ver con la crítica epistemológica. “Ahí tenemos una gran tarea por delante que es la crítica de meternos en el corazón de las universidades pero no solamente explicitando los sesgos patriarcales de los objetos de estudio, sino en una dimensión que tiene que ver con lo que llamamos la relación con el conocimiento”, detalló y agregó como otra lectura la de pensar a la transversalización como la politización de las relaciones cotidianas educativas en la universidad, donde se ve un concepto de formación que complejiza y que tiene que ver con la participación política, con la organización y la demanda estudiantil. “En esta tercera expresión de la transversalización como politización de las instituciones en el sentido más vinculado con la discusión de las relaciones de poder es la forma de la transversalización que hoy vemos más potente y que se está produciendo en las universidades y que esta actividad expresa”, concluyó.

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