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Año XX - Edición 368 16 de diciembre de 2021

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Encuentro de cierre del año del Observatorio de Lenguaje Claro

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El 30 de noviembre el Observatorio de Lenguaje Claro realizó la actividad de cierre de año. El evento se desarrolló de manera mixta, es decir, presencial y virtual por Zoom.

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la directora del Observatorio, Lorena Tula del Moral y, posteriormente, Johana Richardson se refirió a las normas ISO. Cada grupo de investigación (Discurso jurídico; Justicia Abierta; Ejercicio liberal de la profesión de abogado/a; Comunicación con niñas, niños y adolescentes; Género; Tecnología; Juicio por jurados; Lectura fácil; Administración pública; Relaciones de consumo) expuso sobre los objetivos y el trabajo realizado en 2021 y los desafíos para 2022.

El cierre estuvo a cargo del vicerrector de la UBA, Juan Pablo Mas Velez.

A su turno, Lorena Tula del Moral se refirió al trabajo que desarrolla el Observatorio desde su creación. “Hay una principal preocupación no sólo por el derecho y su función regulatoria, no sólo por el funcionamiento del Poder Judicial, objeto de estudio de la Facultad, contenidos de la currícula de la carrera de Abogacía y también de la de Traductorado, sino porque tiene una vocación principal por formar a aquellos que van a tener el alto nivel de protagonismo como operadores del sistema judicial”, expresó. “Somos un equipo que está trabajando muy fuerte para poder organizar y armar toda la parte operativa dado el gran interés que vimos que tiene el Observatorio en proponer esta reflexión y aportar desde esta Universidad. La posibilidad de generar este espacio tiene como fin, obviamente, mejorar la calidad del discurso jurídico, la calidad de la formación de los profesionales”, enfatizó.

Luego ofreció una serie de agradecimientos: “Por el interés, por la participación, por el compromiso con el esfuerzo por reunirnos y reunirse cada vez a charlar y a conversar, a compartir información, a debatir. Fue increíble lo que fuimos logrando en este tiempo, pero no lo logramos nosotros, lo lograron todos ustedes. Así que más que un agradecimiento enorme, les agradezco también particularmente a los miembros del comité que algunos están en forma virtual y otros presencial”.

Asimismo, destacó que “el observatorio está creciendo no solamente en los programas de cada uno de ustedes, sino en un montón de actividades que fuimos haciendo. En el transcurso de este año pudimos firmar distintos convenios del Observatorio con el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, formamos parte de la Cátedra Iberoamericana de Lenguaje Claro, junto a otros países de Latinoamérica”. Y añadió que “hay un montón de logros que podemos hacer y hay, como digo siempre, otros desafíos para el 2022”.

Para finalizar, Juan Pablo Mas Velez sostuvo: “Me impresionó ver distintos grupos que se han especializado y que han puesto foco en problemáticas diferentes o que han atendido a metodologías de trabajo diferentes y que sin embargo coinciden y coordinan, complementan y discuten y sintetizan posiciones en un ámbito común. Me parece una experiencia muy interesante con posibilidad de ser extendida a otros ámbitos de reflexión y de pensamiento que la universidad tiene que iluminar”. En ese sentido, añadió que “percibí un ámbito de debate paritario con rigor científico técnico que intenta sintetizar creatividad y experiencia, perspectivas académicas con otras que podríamos denominar prácticas que completan acabadamente esa serie de principios ordenadores de la vida de la universidad que enunció el Estatuto en las bases que creo que siempre vale la pena recordar”.

Asimismo, reconoció que “la incorporación a la docencia, a la currícula, a la programación en materia de investigación, la importantísima incorporación a las actividades de extensión universitaria, también la perspectiva del impacto o el efecto que puede tener en la tarea profesional, tanto en la administración pública con el importante rol que tiene en términos de democratizar el acceso a determinados bienes y servicios como lo que tiene que ver con el funcionamiento del judicial o en el ejercicio profesional”. Y sumó que “la lista se puede extender también a la evaluación de los impactos, pensando en el efecto de aquellas acciones sobre las que se reflexionan, para las cuales se diseñan técnicas de intervención y afectan la vida concreta de las personas, de los usuarios de la norma o de las agencias, sean judiciales o administrativas o de los servicios profesionales que permiten el ejercicio de los derechos”.

Luego aludió al Patrocinio Jurídico Gratuito de la Facultad y sostuvo que existe una preocupación en común con el Observatorio. “Por dotar de herramientas a aquellos que tienen derechos afectados y cuya condición de vida seguramente se verá positivamente impactada por la intervención eficaz de profesionales que no sólo actúan sino que reflexionan críticamente sobre la acción y mejora en la calidad de esa acción profesional, y por ende, de las capacidades que de ello resultan a favor de los ciudadanos y habitantes de este país”, explicó y comentó que “una última dimensión sobre la que hablaba con alguno de los colegas que integran el centro es la íntima vinculación que yo veo entre el proyecto de construir para la Argentina una democracia deliberativa conectada al derecho que nos hemos impuesto como programa para todos nosotros hace ya décadas”.

En esa misma línea argumental, expresó que “veo esa íntima relación y entiendo que el trabajo que se desarrolla dentro del ámbito del centro tiene una relevancia de este calibre en esta práctica en la que se reflexiona sobre el contrato del consumidor, servicios bancarios, sobre el respeto a los niños, niñas y adolescentes comprometidos en el proceso judicial, en donde el lenguaje tiene que ayudar a que comprendan sus derechos afectados y no a buscar reforzar las ideas de tutela que las convenciones y el ordenamiento jurídico proponen desestimar”.

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