El impacto de la Reforma del Código Civil en el sistema de atención de salud
El 7 de mayo tuvieron lugar en el Salón de Usos Múltiples del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja” las jornadas sobre el impacto de la reforma del Código Civil en el sistema de atención de salud. La organización del evento le correspondió al Observatorio de Salud de esta Facultad y al Seminario Derecho y Salud. Coordinó la actividad Viviana Denk.
Fue Marisa Aizenberg, profesora de la Facultad y directora del Observatorio de Salud, la primera oradora de la tarde. Dio inicio a su intervención destacando que “la reforma que nosotros vamos a analizar acotada a este impacto que va a producir en el derecho de la salud se inscribe, podríamos decir, en un proceso de ampliación y reconocimiento de los derechos ciudadanos vinculados a una dinámica que tiene que ver con estos tiempos de nuestras sociedades”. Accesoriamente, destacó que en el anteproyecto de reforma se haya consolidado el respeto a las opciones de vida de cada uno de nosotros.
Asimismo, entendió que “es interesante citar como antecedente del anteproyecto el decreto que crea la comisión -decreto 191/2012- el cual introduce algunas consideraciones que condujeron el debate del anteproyecto”. Según Aizenberg, una de estas consideraciones ha sido el paradigma de la no discriminación que incorpora a los sectores más vulnerables de la población y también el reconocimiento a una sociedad multicultural en un país como Argentina que está formado por distintos grupos que, a su vez, han venido a enriquecer aún más este carácter de multiculturalidad. Añadió que “es un proyecto llamado a favorecer una igualdad real, ya que la ley debe ofrecernos la posibilidad de vivir nuestra vida según nuestro propio sistema de valores, de creencias ajustados a determinados estándares que la ley nos propone”. Por último, la oradora destacó también el proceso de constitucionalización del derecho privado, el cual se vuelve explícito en el nuevo anteproyecto. Parafraseando a Aída Kemelmajer de Carlucci, Aizenberg enseñó que esta constitucionalización se da tomando como punto de partida tres principios básicos: la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Seguidamente, la profesora Lily Flah aseguró que “es un momento histórico, estamos participando de algo que puede ser el Código y que va a regir nuestras vidas, aunque no sé si va a durar tanto como el de Vélez”, para luego agregar “porque con los progresos y los movimientos sociales, económicos, científicos que hay es muy probable que no dure la cantidad de años que duró el Código de Vélez, pero que nos va regir a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros nietos no cabe duda”.
Para Flah es fundamental el haber incorporado los derechos humanos al texto de lo que probablemente será nuestro próximo Código Civil. En cuanto a uno de los principios mencionados con anterioridad por Aizenberg -la libertad-, el mismo está íntimamente ligado a la autodeterminación progresiva y a la inviolabilidad de la persona.
También Flah se refirió a la cuestión del inicio de la persona humana, algo que según el nuevo anteproyecto continuará estando determinado a partir de la concepción en el seno materno. Aunque reflexionó que “si es persona desde el momento de la fecundación no podría tener fecundación asistida, tampoco investigación y ni hablar de un tema mucho más polémico que es la posibilidad del aborto y la interrupción del embarazo”, manifestó.
En tercer lugar, María Cristina Cortesi, abogada especialista en derecho médico y regulación jurídica del medicamento, se encargó de efectuar un breve recorrido histórico del desarrollo del derecho de la salud que sólo se detuvo hasta arribar a la actualidad, caracterizada por una Argentina que se propone iniciar un nuevo proceso codificatorio sin descuidar aquellas temáticas relativas a la salud.
Por otro lado, Cortesi explicó que “las provincias no han delegado a la Nación atribuciones sobre la salud, es decir, les pertenece la jurisdicción política que implica la capacidad legislativa y presupuestaria, y el poder de policía sanitario”. En tanto, la Nación tiene atribuciones sobre la sanidad de fronteras, la vinculación con organismos internacionales, pero por múltiples factores recaen sobre la Nación funciones relacionadas con el control de medicamentos, tecnología médica y también con la investigación. “Por eso que no haya hoy una ley nacional para la investigación clínica nos parece una deuda muy importante”, amplió. Subsidiariamente, pasó a describir toda la normativa nacional en materia de salud que hoy se encuentra vigente en nuestro país.
Luego, el investigador Elian Pregno declaró que el Código Civil es siempre el proyecto económico de un proyecto político. En base a ello, se preguntó de quien será este proyecto económico, a quien responderá. Por ejemplo, Vélez Sarsfield acuñó un proyecto económico de una burguesía de un país sin burguesías pero que al menos pretendía serlo. “Resistió bastante, a pesar de no tener base cultural resistió bastante (en referencia al actual Código Civil) y la pregunta es: ¿este Código de dónde se va a apoyar?”, reflexionó.
Ya sobre el final de la jornada, el profesor Ricardo Rabinovich-Berkman brindó sus reflexiones personales en torno a las potenciales modificaciones derivadas del nuevo anteproyecto. Opinó que en la Argentina ya estaban dadas “las circunstancias sociológicas y culturales para las fechas en que se preparó el muy loable anteproyecto del Código Civil como para haberse incluido en éste un tratamiento inherente a las decisiones de la propia muerte de manera clara y directa presidiendo de circunloquios y de eufemismos”.
El autoritarismo de quien impone a otro la vida, que en este caso no es más ni menos que el Estado, parece ser para algunos un autoritarismo bueno. Se alega que esa persona ficticia a través de sus representantes -el Estado- sabe mejor que el propio interesado lo que a éste le conviene.
“Es un momento histórico, estamos participando de algo que puede ser el Código y que va a regir nuestras vidas, aunque no sé si va a durar tanto como el de Vélez”, arrojó Lily Flah.