Diplomacia parlamentaria. Reflexiones sobre su desarrollo en los inicios de la democracia
El pasado 9 de noviembre se realizó en el ámbito del Instituto Gioja, un nuevo encuentro del seminario de investigación sobre "40 años de democracia en Argentina", dirigido por Juan Carlos Frontera.
En esta ocasión, el expositor fue Gonzalo Salimena y el tema fue "Diplomacia parlamentaria. Reflexiones sobre su desarrollo en los inicios de la democracia".
El orador invitado explicó que el concepto de diplomacia parlamentaria en el marco de la teoría de las Relaciones Internacionales fue desarrollado a fines de la década del cuarenta por Hans Morgenthau en un sentido mucho menos amplio que el actual, orientado a las relaciones internacionales. Más adelante, entre la década del sesenta y setenta, surgen nuevas vertientes conocidas como "enfoques pluralistas" y detalló que hacia el interior de los estados comienzan a haber algunos cambios: “Por ejemplo, que el Estado ya no es un actor unitario irracional como lo pensaba el realismo político de Morgenthau; que hay diferentes elites políticas, burocracias en materia de política exterior, que tienen distintos intereses y que quieren tener una mayor participación en materia de política exterior; y, a su vez, el rol que empiezan a jugar las comunicaciones, una mayor interdependencia, una mayor globalización, con una apertura hacia nuevos actores que reclaman nuevas demandas en materia de política exterior. Esto comienza a afectar la diplomacia parlamentaria (...). Ya no se ocupa solamente de las relaciones internacionales sino también de las relaciones entre parlamentos".
Estos cambios se generalizaron en América Latina en los ochenta. Dentro de este contexto, señaló: "Tenemos una cierta injerencia de autores españoles o de corte español que son retomados y donde tenemos algunos errores en las definiciones conceptuales que no son aclarados oportunamente", principalmente basados en la forma de gobierno parlamentaria.
Respecto a lo que actualmente se considera como diplomacia parlamentaria en el marco de América Latina, comentó: "Tendríamos que hablar de un complejo entramado parlamentario, formal e informal. Formal en cuanto a que el parlamento tiene una estructura y una jerarquía (...). A su vez, la informalidad está dada por la manera de abordaje de la diplomacia parlamentaria. Quizá para muchos es una desventaja. Pero en realidad es una ventaja porque la diplomacia del poder ejecutivo, que es una diplomacia tradicional, suele ser un poco más rígida, más ceremonial, más protocolizada, no tan flexible y muchas veces la diplomacia parlamentaria, en esa informalidad, permite un diálogo un poco más abierto, abordaje de determinadas cuestiones que quizás no estaban en la agenda de temas”.
En este sentido, aclaró: “Por informalidad no sostengo que determinados eventos o acontecimientos carezcan de oficialidad en el marco del parlamento". También, como parte de la definición de este concepto agregó no solo vínculos entre el parlamento con los parlamentarios sino aquel entre parlamentos y parlamentarios con organismos internacionales.
Resaltó como tres elementos de este concepto: la informalidad, la complementariedad y la pluralidad. Mencionó las cuatro grandes técnicas o formas de ejercicio de la diplomacia parlamentaria a través de comisiones exteriores, grupos parlamentarios de amistad, relaciones con los organismos interparlamentarios o parlamentarios internacionales y actividades que realizan los presidentes de cámara. Remarcó que esta última técnica es la menos plural porque la realiza el oficialismo.
Continuó analizando la aplicación de este concepto en el marco del gobierno de Raúl Alfonsín. "Esa protodiplomacia parlamentaria en la década del ochenta quizás no tuvo una resolución favorable, pero sí fue una muy buena iniciativa que parte del Legislativo y no del Ejecutivo. Esto, también, es otro dato muy trascendente: estamos hablando de que hay determinadas acciones e iniciativas que surgen del Legislativo y no del Ejecutivo, pese a que estamos en una forma de gobierno donde la ejecución y planificación de esta política exterior está a cargo del Ejecutivo. Entonces, creo que tenemos que trabajarlo de manera mucho más estratégica, pensándolo en esta informalidad que nos puede traer determinadas ventajas para la diplomacia parlamentaria y pensar en la complementariedad, en este abordaje como instancia previa, como muy bien lo planteó el Gobierno del Dr. Alfonsín en la década del ochenta”.