Dictadura Romana. Mito o Realidad
Coorganizada por la Cátedra de Derecho Romano de José Carlos Costa y el Seminario Permanente de Investigación de Instituciones e Historia de Derecho Romano del Instituto Gioja, dirigido por el Dr. Abelardo Levaggi y coordinado por el Dr. Juan Carlos Frontera, el 23 de junio se llevó a cabo una conferencia en el Aula 1 de Extensión Universitaria de la Facultad de Derecho. La actividad contó con la presencia de Abelardo Levaggi y fue coordinada por José Carlos Costa.
Germán Gabriel García Medavar recordó que la primera Dictadura Romana se encuentra en los relatos de Tito Livio y de Dionisio de Halicarnaso, “es un período bastante oscuro y confuso, principalmente por el año en que transcurrió y porque las fuentes que tenemos se escribieron aproximadamente 500 años después de los hechos que relatan”. En este sentido, opinó que probablemente estos relatos estén contaminados por leyendas, ficciones o errores históricos. “La pregunta es qué lleva a la ciudad de Roma a elegir un dictador”, se cuestionó. Hacia el 501 a.C., los romanos deciden que tienen que suspender el sistema consular por seis meses y designar a un dictador. “Según Dionisio, cuando Roma comenzó a acrecentar su poderío militar las ciudades vecinas comenzaron a alertarse”, resaltó. Así, 29 ciudades formaron una alianza y juraron declararle la guerra simultáneamente a Roma. El Senado se reúne y comienzan los preparativos para la guerra, pero los plebeyos son reticentes a alistarse. “Según Dionisio (…) los plebeyos impusieron una condición: nosotros defendemos la ciudad si el Senado perdona todas nuestras deudas”, describió. El Senado se divide en muchas posiciones encontradas, no logra una mayoría y no toma una decisión. “Intentan contentarlos y les dicen que durante la guerra nadie va a poder exigir el pago de las deudas, pero esta cuestión de perdonarlos se suspende por el momento”, relató. Los plebeyos piensan que esta es una forma de engañarlos y deciden que no van a alistarse. Así, los senadores se reúnen y resuelven suspender por seis meses el gobierno consular y nombrar a un dictador, que tenga poder absoluto sobre la guerra, la paz y las otras cuestiones de la ciudad. Con esta decisión extraordinaria que toma el Senado, comienza un período de dictaduras. “La dictadura en Roma nace en el mismo momento en que nace la República (…) Toda la estructura republicana que nosotros conocemos se forma después de la dictadura, en este momento, Roma es gobernada por dos cónsules o por un dictador. Aparentemente, se van alternando dependiendo de las circunstancias, principalmente las amenazas externas que recibía la ciudad”, explicó.
Leticia Inés Núñez describió a Julio César como un personaje “que da mucho que hablar” y afirmó que sus estrategias y plan de gobierno son utilizados inclusive en la actualidad, por otras dictaduras y otros personajes políticos. “Sabemos que la historia ha mitificado a Julio César luego de que Roma lo convirtiera en un dios”, destacó. Así, fue considerado un símbolo del poder absoluto en el mundo moderno. “Sus logros militares políticos continúan siendo causa de controversias entre expertos que no terminan de definir si se trató de un gran estratega o de un ambicioso político egoísta”, observó. Señaló, entre otras cuestiones, que posteriormente las palabras káiser y zar han perpetuado el término muchos siglos después, y a su muerte, los emperadores de Roma usaron su nombre. “Como político diseñó el Imperio Romano, como soldado es el general más grande de la historia, como escritor fue el más grande en la lengua latina, como jurista promulgó leyes que son el pilar del derecho romano, como astrónomo reformó el calendario”, remarcó. Núñez también se refirió a algunos datos biográficos, como su pertenencia a la gens Julia, familia de origen patricio de escasa fortuna. “César inició su brillante carrera militar mediante las conquistas de la Guerra de las Galias cuando derrotó a Vercingétorix en la batalla de Alesia en el año 52 a.C.”, explicó. Además, indicó que César vence a Pompeyo en la batalla de la Farsalia y se erige como único gobernante de Roma y recibe por parte del Senado los más altos poderes del Estado. “Fue designado dictador perpetuo o vitalicio con lo que se vislumbró el nuevo tinte monárquico que poco después caracterizó al sistema del Alto Imperio”, puntualizó. Por otro lado, examinó que existe escaso consenso en cuanto a sus objetivos o metas.
Luego, Anabella Facciuto subrayó que Augusto tuvo una aproximación al poder de Roma de manera indirecta. “Por las características de su personalidad y por el extenso tiempo por el que fue el hombre más importante del Imperio Romano, es uno de los líderes indiscutidos de la Antigüedad”, puntualizó. De esta manera, la expositora manifestó que el poder por él ejercido “a mi criterio no fue una dictadura, sino una monarquía encubierta”. En esta línea argumental, sostuvo que si hubiese intentado lo contrario, no habría logrado perpetuarse tantos años en el gobierno. Facciuto, respecto a la simbología de sus nombres, explicó que en un principio se llama Cayo Octavio Turino, sobrenombre puesto en memoria de una campaña exitosa de su padre. Cuando Julio César lo adopta, pasa a llamarse Cayo Julio César Octaviano, lo cual le va a permitir, luego de los idus de marzo en el año 44 a.C., poder acceder a la herencia de César. Asimismo, hacia el año 27 a.C, a propuesta de un senador, se le concede el título de Augustus, que se transformó en su nombre. “Prevaleció el nombre de Augusto porque era nuevo y más respetable, ya que los parajes consagrados por la religión o por el ministerio de los augures se llamaban augustos”, evocó. Hacia el final, la expositora remarcó que hubo un antes y un después de Augusto en Roma.
“La dictadura en Roma nace en el mismo momento en que nace la República (…) Toda la estructura republicana que nosotros conocemos se forma después de la dictadura”, explicó Germán Gabriel García Medavar.