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Año X - Edición 178 30 de junio de 2011

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Desafíos del abogado ante un mundo globalizado

  • Notas

El Centro de Graduados de esta Facultad organizó el 17 de junio pasado esta conferencia que contó con la participación de la Dra. Beatriz Martorello (Presidenta de la Inter-American Bar Association), quien disertó sobre la importancia de definir algunos de los principales desafíos del abogado contemporáneo.

Su intervención inició con una descripción de lo que fue su experiencia personal en el desarrollo de la profesión. Mencionó que terminó sus estudios de grado en esta Casa de Estudios, para luego ser ayudante de cátedra, además de haber trabajado simultáneamente en estudios jurídicos y en dependencias del Estado. Recordó cuando por aquellos años los métodos alternativos de resolución de conflictos estaban muy poco desarrollados, admitiendo que inicialmente “tenía una mirada muy litigante”, contraria a los postulados que emanaban de estos nuevos métodos. De hecho, observaba a la mediación no más que como un ataque privatizador al derecho de acceso a la justicia. Sin embargo, reconoció que con el paso del tiempo y luego de haber estudiado la temática en profundidad descubrió la importancia de alentar dichos métodos alternativos que, en definitiva, terminan permitiendo una mayor efectividad en la resolución de conflictos. Con esta nueva mirada sobre los métodos alternativos, se permitió trabajar sobre la actualización de muchas obras de derecho procesal, e incluso publicando algunas de su propia autoría.

Seguidamente, pasó a comentar sobre el modo en que se produjo su acercamiento a la Inter-American Bar Association, definiendo a la misma como “una institución internacional de abogados que fue creada hace 71 años por la American Bar Association, que es el Colegio de Abogados de Norteamérica”. Añadió que esta institución inicialmente era tan sólo una unión de colegios de abogados, hasta convertirse en la actualidad en una unión que ya no sólo comprende a estos colegios sino que también a organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y hasta a distintas universidades del planeta. Ante estos nuevos aires de apertura, destacó que en la actualidad la institución se ha fortalecido ante la admisión de nuevos miembros y proyectos.

Explicó que la Inter-American Bar Association organiza conferencias anuales en la que se evalúan los resultados de la labor de los diferentes comités, entre los que se encuentran el Comité de Derecho Constitucional, de Derecho Penal, de Derecho Procesal, de Derecho Administrativo, entre otros.

Por otro lado, señaló que su participación en la Inter-American Bar Association le permitió contar con una mirada de mayor transversalidad, sabiendo que la práctica profesional no siempre es la misma, dependiendo esta del país en que uno se encuentre. Esta transversalidad ha indudablemente forjado en la expositora una visión más ecléctica en la que se incluyen diversas perspectivas de distintos orígenes y que no siempre son homogéneas.

“Evidentemente la práctica de la profesión ha cambiado muchísimo en estos últimos 20 años principalmente por el efecto que tienen las nuevas tecnologías en la profesión”, explicó. A decir verdad, Martorello sostiene que con el advenimiento de las nuevas tecnologías se produjo una mayor tecnificación, forzando un incremento en el ritmo productivo. La robotización al quitarle un espacio al trabajador, termina por exigirle a éste mayores esfuerzos por una menor compensación.

Sin distinciones de banderas o de límites geográficos, enseña la expositora que los desafíos en su esencia para el abogado parecerían ser los mismos independientemente del lugar en donde se desarrolle profesionalmente. “A todos los abogados como operadores jurídicos que somos, trabajando con la ley, trabajando con el conflicto, trabajando con los clientes y trabajando con la realidad social en la que nos desenvolvemos, nosotros vamos generando realidad social”, resaltó. Es nuestra gestión del conflicto la que va creando historia.

En este sentido, recordó al Jorge Luis Borges para puntualizar que todos nosotros somos, de algún modo u otro, verdaderos protagonistas de la historia y que si en determinado momento dejamos de ver esta realidad es producto del temor que nos invade el descubrir la responsabilidad que conlleva semejante poder de cambio.

Siendo partícipes de una sociedad tan vertiginosa, corremos el riesgo de olvidar la vocación y los ideales que alguna vez nos impulsaron a iniciarnos en esta profesión. Es la sociedad quien nos desafía al olvido a través de cuestiones más terrenales, como el saber que si no aceptamos las condiciones de empleo que nos ofrece nuestro empleador, no podremos cobrar un salario y, por ello, el pago de las facturas de servicios no podrá concretarse.

Reconoció que, sabiendo que en la Capital Federal hay alrededor de 90.000 abogados matriculados, es esencial empezar a trabajar sobre acuerdos que establezcan objetivos comunes. Así, reflexionó sobre el posible resultado de que si cada matriculado destinase tan sólo una hora de su semana laboral a un objetivo común previamente convenido.

Hoy en los países más empobrecidos, los menos desarrollados, los grandes estudios jurídicos exprimen a sus abogados, sabiendo estos últimos que se hallan en un círculo vicioso que los obliga a aceptar condiciones laborales no del todo ventajosas. Ante esta realidad que se repite día a día, Martorello aclaró que ante todo es necesario ser honestos y aceptar esta situación, para luego poder idear un plan estratégico que nos permita eludir estos tratos.

Siempre fue esencial establecer un debido balance entre lo que es la vida profesional y la personal. Sin embargo, la expositora es determinante al momento de expresar que las reglas impuestas por los grandes estudios jurídicos son inflexibles y muchas veces son estas exigencias las que cercenan el desarrollo profesional y personal de los abogados empleados por estas poderosas firmas.

Analizando la realidad actual, concluyó que el mundo se encuentra en una gran crisis de consumo, en donde existe una altísima oferta de abogados. Hoy se requiere de un abogado globalizado en un mundo globalizado, con una educación y una preparación que ya nos anticipe sobre el real estado de situación. Subrayó, además, la importancia que algunas instituciones internacionales adquieren a fin de paliar aquellos efectos nocivos derivados del fenómenos de la globalización.
Aclaró que hoy existen desafíos varios, no pudiendo dejar de incluir los de carácter económico, profesionales, institucionales, políticos, gremiales y por supuesto educativos.

En lo relativo a estos desafíos propiamente dichos, incluyó a los de carácter ético, con el propósito de lograr el respeto entre culturas disímiles. También el desafió es tecnológico, en el sentido de ser capaces de aggiornarnos a los tiempos nuevos, así como también los desafíos de tipo económico a efectos de satisfacer las necesidades de toda una comunidad.

Parecería que hoy no hay otra alternativa que condenarse a la alienación, bajo la idea de no quedar afuera. La disertante añadió que prevenirnos de no caer en estos condicionamientos, es decir no ser esclavo de este sistema, será siempre posible si evitamos que nuestros valores e ideales cedan su posición protagónica.

“Evidentemente la práctica de la profesión ha cambiado muchísimo en estos últimos 20 años principalmente por el efecto que tienen las nuevas tecnologías en la profesión”, explicó la profesora Martorello.