Derechos humanos de los Pueblos Indígenas
El pasado 28 de mayo tuvo lugar la jornada “Derechos humanos de los Pueblos Indígenas” que contó con las exposiciones de Francisco Cali Tzai (relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas. Perteneciente al Pueblo Maya Kachikel, de Guatemala), Silvina Ramírez (profesora de posgrado de la UBA; miembro de la Asociación de Abogadxs de Derecho Indígena y asesora académica del CEPPAS /GAJAT), Ricardo Changala (coordinador del Observatorio Regional de Derechos de Pueblos Indígenas del FILAC) y Jesús Amadeo Martínez (coordinador del Foro Indígena del Abya Yala). Organizó la cátedra de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de la profesora Sandra Ceballos.
Francisco Cali Tzai manifestó su preocupación y temor con respecto a la situación de los pueblos y las comunidades indígenas en el marco de la pandemia. “Debe quedar claro que las medidas excepcionales en ningún caso suspenden, relativizan, hacen desaparecer o autorizan a ignorar a aquellos derechos que los pueblos indígenas son titulares plenos”, planteó. Y agregó que “los derechos al desarrollo, la libre determinación y las tierras y territorios y recursos deben garantizarse para que los pueblos indígenas puedan gestionar en estos tiempos de crisis la promoción de los objetivos mundiales desarrollo sostenible y protección del medio ambiente”.
Por otro lado, indicó que “es necesario recomendar a las autoridades gubernamentales y a las comunidades de los pueblos indígenas a no escatimar esfuerzos para que las comunidades cuenten con la información sólida, temprana y oportuna para la prevención de y contención de la pandemia utilizando las lenguas indígenas”, y planteó que “las autoridades de los pueblos indígenas pueden y tienen el derecho a presentar proposiciones sobre la urgencia, los métodos y las formas para enfrentar el virus y que las presentaciones deben recibir respuestas gubernamentales argumentadas y en tiempo razonables”.
Finalmente, afirmó que “hoy no sabemos cuál es el derrotero que seguirá la crisis provocada por la COVID-19 pero debemos estar alertas porque existe el peligro de que para recuperar las economías asistamos a una arremetida contra la madre tierra, acentuando el cambio climático, provocando más pérdidas de diversidad biológica y tierras, los territorios y las culturas de los pueblos indígenas pueden ser las víctimas privilegiadas del período pospandemia”.
A su turno, Silvina Ramírez explicó que organizaría su presentación de forma diacrónica y en torno a tres ejes: la realidad sanitaria de los pueblos indígenas, la violencia institucional y las autonomías territoriales. “La pandemia está demostrando, en todo caso, profundizando, algo que es una cuestión estructural que tiene que ver con enfermedades concomitantes en los pueblos indígenas -diabetes, paludismo, dengue, desnutrición- pero que son cuestiones estructurales: poco acceso a la salud, hospitales que no tiene los requerimientos necesarios, alimentación inadecuada, dificultades de acceso al agua, todo eso nos está hablando de una realidad estructural que afecta directamente las condiciones de salud de los pueblos indígenas”, señaló.
Con respecto a la segunda problemática, expresó que “hoy transitando la pandemia esta violencia institucional se expresa nuevamente, tenemos sin ir más lejos, no solo en la Patagonia, en la comunidad Buenuelo en Bariloche, que ha ocasionado una medida cautelar de la Comisión Interamericana por la violencia de particulares, con ausencia del Estado, con lo cual hay que responsabilizar al Estado”. Asimismo, indicó que “tenemos también hace pocos días una violencia inusitada en la comunidad Lafken Winkul Mapu en el lago Mascardi, también en el Río Negro, una comunidad donde en 2017 se había asesinado a Rafael Nahuel. Y que vuelve el Estado a través de la policía, de sus fuerzas de seguridad, a castigar, a perseguir, a criminalizar”.
Por último, destacó que es interesante pensar la relación Estado y pueblos indígenas a partir de las políticas públicas necesarias para dar cuenta de los derechos de los pueblos indígenas. “Son las autonomías territoriales, el fortalecimiento de las autonomías territoriales porque en Argentina, a diferencia de otros países de la región, estamos como muy atrás sobre algunos derechos que efectivamente deberían ser respetados”. Y sumó que “este contexto de emergencia sanitaria ha demostrado que muchas comunidades pueden auto organizarse. (…) Esta suerte de fortalecimiento de las autonomías territoriales es un aprendizaje que uno podría mirar más adelante para que en el caso de Argentina -tan deficitaria en cuanto a la garantía de los derechos indígenas- pueda efectivamente respetarse el principio de libre determinación y el derecho a la autonomía”.
Seguidamente, Jesús Amadeo Martínez enfatizó que en América Latina viven más de 45 millones de personas indígenas, es la zona de mayor concentración demográfica indígena del planeta. “Es una realidad multicultural que tenemos, hay una enorme riqueza que hay que explotar, pero al mismo tiempo está marcada por un hecho incontrastable: gran parte de sus habitantes viven en condiciones de vulnerabilidad extrema, lo que significa, entre otros aspectos, altas tasas de desnutrición, falta de servicios básicos, precariedad de infraestructura, y en general, la imposibilidad de ejercer derechos individuales y colectivos”, remarcó.
En esta misma línea argumental, planteó que “el mecanismo de expertos nos dice que la propagación del COVID-19 ha afectado, y seguirá afectando, a una situación ya crítica para muchos pueblos indígenas, una situación que ahonda la desigualdad y la discriminación. Una de las cosas que esta pandemia nos está dejando, está reconfirmándonos a los pueblos indígenas esa brecha que existe y esta apatía de los gobiernos y los estados de no reconocer los conocimientos y saberes que los pueblos indígenas tenemos”.
En este sentido, comentó la iniciativa que están llevando a cabo organizaciones locales, nacionales y regionales, denominada “Plataforma Indígena Regional Frente a la COVID-19 'Por la Vida y los Pueblos'”. “Este es un espacio de articulación, de intercambio de información, de análisis y coordinación operativa para generar y potenciar capacidades, así como diálogos francos con los gobiernos y los organismos internacionales”, explicó y rescató que “está basada en el paradigma del Buen Vivir que reconoce la interrelación sistemática construye el bienestar individual que es la armonía con uno mismo, el colectivo que es la armonía que tenemos con los demás y la madre tierra que es la armonía que tenemos con el entorno natural”.
Ricardo Changala explicó por qué desde la Plataforma están realizando informes: “Lamentablemente, en general, en casi todos los temas no existen datos desagregados, no existe información estadística, desde distintas disciplinas y particularmente desde los Estados, desde el sector público sobre pueblos indígenas. En particular, cuando comenzó este tema de la pandemia, cuando comenzamos a encender la televisión y 24 horas al día tenemos información o desinformación sobre esta situación de COVID-19, se habla de todo, pero muy poquito de los pueblos indígenas o casi nada”. Y agregó que “cuando comenzamos a averiguar cómo estaba impactando el tema en los pueblos indígenas nos encontramos que no había información”.
En ese sentido, aseguró que “tanto del FILAC como desde la Plataforma, queríamos tener una visión regional del tema, no solo lo que pasa en cada país, sino una visión global”. Enfatizó que “buena parte de los pueblos indígenas del continente están en más de un país y por lo tanto una visión desde los pueblos indígenas tiene que superar las fronteras para poner sobre la mesa, herramientas, información útil, reflexiones, propuestas que sirvan para tomar acción para combatir los efectos de la pandemia”.
El expositor remarcó que las comunidades indígenas están en alto riesgo porque ya padecen enfermedades previas. “En segundo lugar, porque buena parte de los pueblos indígenas son pequeños. Todos estos pueblos indígenas que tienen menos de tres mil habitantes o que están en aislamiento voluntario, todos estos pueblos indígenas -que son muchos en el continente-, frente a la posibilidad de la llegada de la pandemia no solo ponen en riesgo la salud y la vida de algunos de sus integrantes, sino que en muchos casos se pone en riesgos la existencia misma de las comunidades”, aseveró.