Democratizar la producción de conocimiento. El caso de los repositorios digitales
En el marco del Seminario de investigación en Bioética, el pasado 27 de marzo se llevó a cabo la conferencia “Democratizar la producción de conocimiento. El caso de los repositorios digitales”. El encuentro contó con la exposición de la Diputada Nacional Graciela Giannettasio, una de las impulsoras de la ley de repositorios digitales, en ejercicio de su cargo como Presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología. La directora y el subdirector del seminario Noemí G. de Rempel y Jorge C. Berbere Delgado, respectivamente, expresaron unas palabras introductorias.
En primer lugar, Graciela Giannettasio leyó un extracto de un documento de la UNESCO del año 2005, que apuntaba a la democratización del conocimiento. Posteriormente, mencionó algunos casos de investigaciones argentinas. Una de ellas tiene que ver al investigador Claudio Fernández, doctor en Biología celular y molecular, en la Fundación Max Planck. “Max Planck es una fundación alemana que invierte en proyectos de investigación particulares o poco comunes”, explicó Giannettasio. En este caso, la Universidad de Göttingen eligió la plataforma de Rosario para desarrollar su Max Planck y escogió la tesis del doctor Claudio Fernández para financiarla. “Estamos muy próximos a poder dar novedades sobre el Alzheimer”, anunció la diputada. Asimismo, afirmó que Fernández trabaja en repositorios abiertos y esto implicó que investigadores del resto del mundo vinieran a trabajar a la Universidad de Rosario. En el repositorio abierto del hospital de Rosario, médicos investigadores del CONICET lograron aislar la proteína que se agrega en las células nerviosas del cerebro y produce el Alzheimer. Por otra parte, mencionó las investigaciones de científicos argentinos, que pusieron datos en común con científicos de Estados Unidos. Su logro fue detectar por qué ciertos tumores son refractarios a las terapias actuales.
En la misma línea argumental, Giannettasio recordó que el SIDA no pudo ser combatido por mucho tiempo debido a que existía un bloqueo de patentes que impedía que hospitales o laboratorios elaboraran medicamentos con un costo más bajo. Perdida la exclusividad por el laboratorio y puesto en libertad el acceso, hoy muy pocas personas mueren de SIDA y todos los hospitales públicos pueden proveer la medicación. Giannettasio reconoció que queda pendiente saber qué sucede con las patentes cuando se financia la investigación con fondos públicos y cómo circula la investigación para que pueda seguir produciendo frutos. “¿Hasta dónde pueden los científicos defenderse, los abogados aportar instrumentos y los Parlamentos mantener los oídos cerrados y dejar que el negocio farmacéutico sea patrimonio de un imperio?”, se cuestionó Giannettasio. Por otra parte, la diputada relató que interrogó a la Presidenta del Parlamento alemán acerca del tema de patentes y no contaban con ninguna previsión, por lo que se encontraban en la misma situación que nuestro país. “Ellos estaban sorprendidos frente a este avance. No estábamos hablando más de investigadores cooptados por el negocio farmacéutico, sino de los que investigan con fondos públicos. En el tema patentes no había precedentes, por lo menos en Alemania”, expresó Giannettasio.
En cuanto a la ley de repositorios abiertos, la diputada comentó que la primera obligación que establece, para quienes investigan con fondos públicos, es incorporar a repositorios de acceso abierto, propios o compartidos, los resultados de la investigación. “Esto implica la armonización que el Ministerio de Ciencia y Tecnología debe hacer entre todos los institutos que componen la red”. En caso de que no lo tengan permitido por cuestiones de copyright, deberán colocar los datos primarios. El plazo para realizar esto es de seis meses. Asimismo, el artículo 5 establece la obligación que tienen los investigadores de depositar la versión final de su producción publicada. “Aquí no hablamos exclusivamente de una investigación, sino que también podemos hablar de una maestría o de una tesis posdoctoral”. La ley, asimismo, establece una sanción: el incumplimiento por parte de los organismos y de las personas beneficiadas los tornará no elegibles para obtener ayuda financiera púbica para soporte de sus investigaciones.
Giannettasio puntualizó que la iniciativa tuvo sanción unánime tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores.
Para finalizar, la diputada compartió una reflexión del Premio Nobel de Medicina John Sulston: “(…) A través de la ciencia, la humanidad hace retroceder los límites de la ignorancia, de manera que las grandes cuestiones puedan ser planteadas con mayor precisión, enmarcadas dentro de un área más grande de conocimientos. Para mantener el sistema, los científicos precisan constantemente reafirmar, como colectivo, que las comunicaciones abiertas son positivas y necesarias para que prospere la investigación. La buena ciencia es una empresa de mercado libre y de personas libres”, citó Giannettasio.
“¿Hasta dónde pueden los científicos defenderse, los abogados aportar instrumentos y los Parlamentos mantener los oídos cerrados y dejar que el negocio farmacéutico sea patrimonio de un imperio?”, se cuestionó Giannettasio.