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Año XIII - Edición 240 06 de noviembre de 2014

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¿Cuál futuro para Europa: integración o encierro nacionalista?

  • Notas

El 14 de octubre la cátedra de Jean Monnet y la cátedra de Derecho de la Integración del profesor Pizzolo llevaron a cabo la jornada de debate “¿Cuál futuro para Europa: integración o encierro nacionalista?”. La actividad, coordinada por Calogero Pizzolo, contó con la presentación de Alfonso Diez Torres (Embajador de la Unión Europea) y la exposición de José Ignacio Torreblanca (director de la Oficina de Madrid del Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores y columnista de “El País”, de España).

Tras las palabras introductorias de Pizzolo y Diez Torres, tomó la palabra José Ignacio Torreblanca, quien remarcó que el proceso de politización de la integración europea arrancó en la década anterior. “Llevamos casi dos décadas del proceso de politización de la integración europea y seguimos sin entender cuáles son las respuestas, quizás porque tampoco entendemos cuáles son las preguntas que nos debemos formular”, expresó. Relató que la democracia participativa ha existido en la polis griega hace 2.500 años y ha existido en el ámbito del Estado nación durante los últimos 300 años. “Estas dos experiencias no han sido simultáneas, sino que han sido discontinuas en el tiempo”, recordó. De esta manera, reseñó que en España y en otros países de la Unión Europea se está haciendo una lectura de la crisis de la democracia representativa en el sentido de una vuelta a la democracia participativa. “En España, como en muchos otros países, el eslogan ha sido ‘no nos representan’, es decir, volvamos a la democracia participativa”, evidenció. No obstante, el expositor examinó que la democracia ha existido en el ámbito de la polis y en el ámbito del Estado nación y tiene que reinventarse en el ámbito supranacional. “La tesis central de mi trabajo es que la UE se ha quedado en una peligrosa tierra de nadie, porque ha deshabilitado gran parte de los mecanismos tradicionales de participación y representación política en el ámbito nacional sin haber reconstituido eficazmente esos elementos en el ámbito europeo”, explicó. En este sentido, determinó que la democratización y la construcción de estructuras políticas aptas en el ámbito europeo puede ser la manera de romper el círculo vicioso entre tecnocracia y populismo, en el cual parece haberse enredado la construcción europea en los últimos años.

A su vez, aseveró que una democracia necesita una ciudadanía vibrante y comprometida, pero tiene que marcar una línea de hasta qué punto esa ciudadanía vibrante y comprometida delega o es representada a la hora de participar y administrar el sistema político. “Gran parte del déficit democrático que tiene en este momento la UE viene por la escasa capacidad o intereses en la participación de los ciudadanos en la cosa pública europea”, opinó. Asimismo, comprendió que habrá un sistema político democrático cuando las políticas se legitiman porque hay ciudadanos que se sienten parte de un pueblo de un colectivo, ya que las decisiones son tomadas en su nombre y para ellos y, también, debido a que participan en ese proceso de decisiones. En cuanto al ámbito europeo, Torreblanca explicó que antes de llegar a la crisis del euro había un modelo político que funcionaba de una forma establecida, el cual es apartado a un lado cuando llega la crisis del euro, porque ese modelo no tenía la legitimidad suficiente, ni la capacidad institucional y jurídica para gobernar esa crisis.

Hacia el final, hizo referencia al método de la UE, en donde son los gobiernos los que recuperan el control de las políticas europeas. “El método de la unión suponía claramente establecer que, mientras la esfera europea no tuviera la legitimidad equivalente de la esfera nacional, no podría tomar decisiones que tuvieran implicaciones fiscales o a largo plazo”, describió.

“Gran parte del déficit democrático que tiene en este momento la UE viene por la escasa capacidad o intereses en la participación de los ciudadanos en la cosa pública europea”, opinó José Ignacio Torreblanca.