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Año XVIII - Edición 323 11 de julio de 2019

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Criptomonedas y lavado de activos

  • Notas

El Departamento de Derecho Penal y Criminología llevó adelante el pasado 27 de mayo de en la Sala Vélez Sarsfield la actividad “Criptomonedas y lavado de activos” en la cual brindó su aporte María Belén Linares (doctora en Derecho). Moderó Rodrigo Raskovsky

“En 2017, el bitcoin,que es la criptomoneda que más repercusión y expansión ha experimentado desde su aparición allá por 2009, tuvo el declive más agudo de su historia”, introdujo Linares. Agregó que “al día de hoy la moneda está unos USD 9000. En los últimos quince días su valor aumentó y fue el aumento más evidente desde la brutal caída de 2017”.

Seguidamente, explicó que “la criptomoneda es una moneda como cualquier otra pero que no tiene ningún respaldo legal, no se considera reconocida por ningún Estado y por medio de la misma se pueden adquirir bienes y servicios”. En este sentido, advirtió que “puede ser empleada con fines lícitos o con fines ilícitos pero lo cierto es que las ventajas y el funcionamiento de estas monedas están estrechamente vinculados a actividades ilícitas porque es muy poco probable que quien incurra en esta técnica a los fines de adquirir bienes y/o servicios de la forma en la que lo hace si no tiene la intención de ocultar algo que no podría hacer”. Además sostuvo que “estamos lejos de entender hasta dónde se puede llegar con el uso de las criptomonedas, que tienen potencial para causar un cambio estructural en la forma en la que opera el mercado negro”.

Por otro lado, se refirió al blockchain: “Es el sistema sobre el cual se basa la criptomoneda; es una tecnología con características particulares y se la podría definir como una base de datos compartida pero en este caso mediante bloques que forman una cadena y que se cierran con una especie de firma criptográfica, llamada hash, y el siguiente bloque se abre con ese hash a modo de sello lacrado”. Señaló que todas las transacciones que se efectúan con criptomonedas quedan asentadas blockchain y por lo tanto funciona como una especie de registro público. “Todas y cada una de las transacciones existentes hasta la fecha con criptomonedas están ahí registradas para que todos los usuarios sepan y conozcan cuáles son las transacciones disponibles. Lo que sucede es que estos registros se identifican con una serie alfanumérica irreconocible y cada vez que un bloque es aprobado este se cierra”, desarrolló.

Como un aspecto positivo, puntualizó que se reduce el costo de las transacciones porque se eliminan los intermediarios dado que los que permiten el cierre y la perfección de estos bloques son los mismos usuarios. Y como aspecto negativo se refirió al tiempo que puede tardar en cerrar el bloque porque se requiere la validación de las operaciones por medio de los sujetos que en este caso se denominan mineros.

Más adelante, planteó el interrogante de si el sistema sobre el cual se basan las criptomonedas puede tener la capacidad de luchar contra el crimen económico. En este sentido, manifestó que hay diferentes sistemas que operan en la blockchain cuya finalidad es detectar patrones de operaciones sospechosas que se efectúan allí dentro. “Considero que tiene el potencial inmenso de poder utilizarse para luchar contra el crimen, es decir, usar las mismas herramientas que los criminales utilizan para delinquir para investigarlos”, aseveró y expresó que “la única forma de llegar a la identidad que está detrás es a través de un análisis eficiente de la blockchain y para acceder y conocerla hay que crear los mismos sistemas que permiten operar en ella”.

Asimismo, describió que el uso histórico de las criptomonedas se dio en dos espacios de la web: la deep web o dark web. “Uno de los casos más conocidos es Silk Road que era un sitio de la deep web mediante el cual se podía adquirir bienes y servicios ilegales, como armas, drogas y contratar sicarios. El único médico de pago que admitía este sitio era bitcoins. El creador de esta página, Ross Ulbricht fue condenado a perpetua, entre otros delitos, por lavado de dinero”, contó. Y reflexionó: “Si tuviéramos que asociar históricamente cuál fue el uso de las monedas virtuales, sería para acceder a bienes y servicios ilegales. En 2017 a causa de la actividad de las agencias de investigación sobre estos sitios y el cierre sistemático de muchos de ellos se ocasionó que los usuarios de estas criptomonedas dejen de confiar y empiecen a frenar un poco en su inversión y valoración, lo que hizo que caiga el valor de la bitcoin y de las otras monedas que existían”.

“La criptomoneda es una moneda como cualquier otra pero que no tiene ningún respaldo legal, no se considera reconocida por ningún Estado y por medio de la misma se pueden adquirir bienes y servicios”, explicó María Belén Linares.