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Año XIV - Edición 248 21 de mayo de 2015

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Conflictos internacionales. Reflexiones en torno a los nuevos escenarios globales del siglo XXI

  • Notas

En el marco del Seminario Permanente de Investigación “Remo F. Entelman: Del objeto al sistema”, el pasado 29 de abril tuvo lugar en el Instituto Gioja una conferencia a cargo de Ricardo Lagorio, Embajador y ex Subjefe de Misión en la Embajada Argentina en los Estados Unidos entre 2000 y 2003. Participaron de la actividad los profesores Héctor R. Sandler, Rubén Calcaterra y Claudio Lutzky.

Para comenzar, Claudio Lutzky se refirió a Lagorio, comentando su rigor profesional, su apasionamiento por los temas y su profunda formación teórica y académica. Asimismo, resaltó que Lagorio estudió Ciencias Políticas en Argentina y se doctoró en Nueva York. “Trabajó muchos años en la misión argentina ante las Naciones Unidas y en distintas capacidades en el Ministerio de Relaciones Exteriores”, expresó, entre otros importantes cargos que ocupó Lagorio. Por su parte, Héctor R. Sandler recordó que el Seminario está dedicado a la teoría del conflicto. “El germen de esta especialidad ha sido una visión de los conflictos particulares dentro de la sociedad. Esta es su columna vertebral”, recalcó. Luego, señaló que junto con Rubén Calcaterra consideraron que esto debía ser completado con una extensión de la teoría del conflicto al ámbito de la sociedad toda. “Lo cierto es que en toda sociedad se presentan conflictos que pertenecen a la estructura misma de la sociedad. Bajo esa idea, el programa inicial limitado a tratar los casos de conflictos dentro de la sociedad se ha expandido con este tipo de conferencias a una idea de los conflictos que cubren toda la sociedad o involucran a la sociedad en el mundo”, explicó Sandler.

Seguidamente, Ricardo Lagorio entendió que el conflicto es innato al ser humano y que se  se convive históricamente junto a él. Asimismo, entre otras reflexiones, compartió que cuando a Albert Einstein se le preguntó por qué se había podido descubrir el poder atómico pero no los medios para controlarlo, contestó que esto se debía a que la política es más difícil que la física. “El reino de lo discutible, de lo ambiguo, es mucho más complejo que el mundo de la ciencia de lo exacto”,  prosiguió. En este sentido, Lagorio continuó diciendo que es mucho más complejo hablar de las relaciones sociales que del átomo. Además, manifestó que: “Dudo que se haya escrito algo mejor sobre conflictos en las relaciones internacionales que Historia de la Guerra del Peloponeso”, siendo un manual de lectura y enseñanza en las mejores academias de diplomacia y en las mejores escuelas de guerra del mundo. Respecto a esto, mencionó la “Trampa de Tucídides”. “Lo que hizo inevitable la guerra fue el crecimiento del poder ateniense y el temor que esto provocó en Esparta. Hoy hay un enorme debate sobre si tenemos que sucumbir en la trampa de Tucídides y se lo aplicamos a China”, señaló. En la misma línea argumental, sostuvo que esto sirve cuando se traspola a la actualidad y se observa el juego de estos conceptos. “¿China va a seguir el papel de esas potencias emergentes que comienzan a ser económicamente poderosas y después trasladan esa dimensión de poder a lo militar? Y si es así, ¿la llamada trampa de Tucídides nos va a encerrar en eso de nuevo?”, se cuestionó. De esta manera, subrayó que allí existe por lo menos un potencial conflicto. “No digamos que no lo vimos y que no nos avisaron. La historia está llena de ejemplos por analogía. Cada evento es en sí mismo irrepetible pero hay una memoria que se debe tener en el disco duro”, puntualizó. Por consiguiente, resaltó que no se puede pensar seria y sabiamente sobre relaciones internacionales si no ha trabajado sobre el período de la Guerra del Peloponeso.

Por otra parte, evocó palabras de Winston Churchill que advierten acerca de pensar en la racionalidad y la linealidad de las decisiones, ya que hay errores en el diseño y accidentes. “La Primera Guerra Mundial es producto, en su último eslabón, de un accidente. El día que asesinan al Archiduque hay un primer intento, él sale ileso. Otra persona se hubiera ido, pero él siguió con su programa, dio su discurso, sale. El accidente: cuando sale, el chofer se equivoca de camino, se da cuenta y marcha atrás y dando marcha atrás se encuentra con su asesino”, describió. A pesar de que la Primera Guerra Mundial no comenzó por esto, sino que fue el último eslabón, la movilización de todos los ejércitos en forma masiva y automática mostró que todos los países tenían planes y estaban preparados para la guerra, se encontraban en la trampa de Tucídides. “A veces, los errores y los accidentes pesan más que los diseños. Uno tiene el evento, la estructura y los accidentes, los tres juegan”, indicó Lagorio. El orador también analizó que el decisor debe estar muy consciente de lo que va a hacer, ya que el momento es irrepetible. “Vivimos la historia escrita retrospectiva y descontextualizadamente”, afirmó. Desde el punto de vista político, reflexionó acerca de que a diferencia de la política interna donde han existido Hobbes, Rousseau y Locke, no los hemos tenido en lo internacional. “Por esto, es constante la necesidad de recrear a través de un Hobbes, un Locke o un Rousseau ese orden, porque no es natural al sistema internacional. Hoy estamos en un momento histórico donde ese orden está cuestionado y eso es un poco el inicio de los conflictos de hoy”, remarcó. Lagorio entendió que tomando como punto de partida Westfalia y hasta la fecha, siempre ha habido rupturas e intentos de creación de orden. “Hoy estamos presentes en la creación, estamos de nuevo en un momento de creación institucional”, adicionó.

“A veces, los errores y los accidentes pesan más que los diseños. Uno tiene el evento, la estructura y los accidentes, los tres juegan”, indicó Ricardo Lagorio.