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Año XIII - Edición 234 14 de agosto de 2014

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Bioética, Biopolítica y Biopoder

  • Notas

Con la participación de los Dres. Augusto Pérez Lindo y Jorge Berbere Delgado, el 26 de junio pasado se desarrolló un nuevo encuentro del Seminario Permanente de Investigación en Bioética. En esta ocasión, la jornada versó sobre "Bioética, Biopolítica y Biopoder".

En primer lugar, Jorge Berbere Delgado remarcó que el problema fundamental de la biopolítica y el biopoder es la intervención del Estado. “El problema es cuál es el límite y la extensión de la intervención del Estado en estas políticas que hacen a la vida”, opinó.

A su turno, Augusto Pérez Lindo destacó que la biopolítica está permitiendo que el biopoder sea ejercido por los mismos actores. “Hay una proliferación de actores en este campo que está actuando y presionando sobre el Estado. Los mismos actores presionan y dicen qué hay que hacer”, evocó. De esta manera, mencionó a Michel Foucault, quien elaboró una idea de sociedad donde el control del cuerpo, de lo biológico y de la vida comienza a aparecer en la agenda. “Foucault utiliza el concepto de biopolítica como un instrumento de análisis para ver los mecanismos de control que impone la burguesía liberal en Europa Occidental”, recordó. A su juicio, sostuvo que el concepto de biopolítica ha ido más lejos de lo que ha pensado Foucault. Así, observó que el control de la vida y de la naturaleza comenzó siglos atrás con la primera revolución agrícola, cuando se comenzó a domesticar a los animales y a conservar las semillas. “Creo que es muy importante de vez en cuando parar para darse cuenta de que los conceptos se van construyendo. Esta idea de la biopolítica se está construyendo ahora históricamente, y mi interpretación es que esto forma parte de una nueva toma de conciencia histórica de la humanidad”, manifestó. Así, hay una congruencia de factores, ya sean ideológicos, ecológicos o sociales, que van llevando a una construcción de que la civilización actual tiene que pensar sus problemas fundamentales en términos de biopolítica.

En cuanto al fundamento de la biopolítica, comprendió que no se puede asumir ninguna filosofía de la vida en particular ni tampoco una religión para fundamentar la biopolítica o los Derechos Humanos. “Tenemos que ponernos de acuerdo en una biopolítica a nivel civilizatorio. Ahora, que cada uno elija la filosofía hindú, cristiana o la que quiera”, reseñó. Asimismo, analizó que uno de los grandes problemas fundamentales en el campo de la bioética es la aparición de discrepancias. Seguidamente, argumentó que ni la legislación, ni el discurso de los políticos y nuestra idea del Estado están de acuerdo con los fenómenos que están sucediendo, por lo tanto, los actores sociales están caminando más rápido que el Estado, los dirigentes políticos y los ecologistas. “Hay una toma de conciencia del poder de la biotecnología y de los problemas de bioética que están sucediendo en la actualidad. Esta toma de conciencia obliga a tener políticas, es decir, biopolíticas”, indicó. Así, entendió que hay una variedad de problemas que instalan en la conciencia mundial la necesidad de biopolítica, pero el problema radica en que hay que ponerse de acuerdo sobre la idea de la vida que se quiere y se desea. De esta manera, analizó que para tratar las fronteras de estos problemas, donde no hay criterios universalmente compatibles, se tendrá que tener un cierto consenso sobre la idea de la vida humana, para poder decir hasta donde se quiere llegar en la industrialización de la naturaleza. Así, recordó que el campo argentino está produciendo en términos de biotecnología, es decir, el campo argentino dejó de ser meramente agropecuario.

Hacia el final de su ponencia, subrayó: “Lo importante es esta idea de que tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué vida queremos, pero el problema es que hoy no tenemos una definición de la vida desde el punto de vista biológico”. De este modo, aseguró que las personas nunca se van a poner de acuerdo sobre una teoría de la vida, y que lo importante es el trabajo que están haciendo los grupos de bioética, los cuales van decidiendo que es lo que no se puede hacer y lo que resulta peligroso para la humanidad. “Todos estos movimientos finalmente van estableciendo acuerdos y declaraciones que van imponiendo límites. Yo creo que no hay que buscar el acuerdo sobre la filosofía de la vida, sino que tenemos que ponernos de acuerdo sobre ciertos principios que nos permitan construir una biopolítica a escala planetaria”, concluyó.

“Yo creo que no hay que buscar el acuerdo sobre la filosofía de la vida, sino que tenemos que ponernos de acuerdo sobre ciertos principios que nos permitan construir una biopolítica a escala planetaria”, concluyó el Dr. Augusto Pérez Lindo.