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Año XXII - Edición 390 08 de junio de 2023

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Aproximaciones a la Historia Argentina desde la educación universitaria. Capítulo Miradas femeninas. Diálogo con Marcela Aspell

  • Notas

En el SUM del Instituto Gioja, el pasado 8 de mayo, tuvo lugar el seminario-taller "Aproximaciones a la Historia Argentina desde la educación universitaria. Capítulo Miradas femeninas",organizado en conjunto por el Proyecto de investigación PIDAE 2021: “Hacia una historiografía desde la perspectiva de género en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires", el Proyecto de investigación Ubacyt 20020190100277BA: “La presencia de la mujer en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y en la Generación de 1910 y los cambios sociales, culturales y normativos que ello comportó en la realidad argentina" y el Departamento de Ciencias Sociales. Participó como expositora: Marcela Aspell. Moderó el encuentro Verónica Lescano Galardi. Adhirieron a la actividad la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba y la Academia Nacional de Derecho de Historia y Ciencias Sociales de Córdoba.

Para dar inicio, Ricardo Rabinovich-Berkman, director del Departamento de Ciencias Sociales, manifestó: “Tengo la satisfacción de dar la bienvenida a otro evento en donde se trabaja la cuestión de los derechos de las mujeres y su consideración jurídico-social, desde una visión histórica. Marcela es una antropóloga jurídica y una filosofa del derecho con extraordinarios ensayos. Muchas veces los trabajos de historia jurídica son muy eruditos, pero, en el caso de Marcela, tienen un matiz completamente diferente, lo cual nunca afectó su riqueza. Hace tiempo que viene realizando en su labor un abordaje de género, en épocas en donde era un tema que no se hablaba”.

A continuación, Marcela Aspell basó su ponencia en el paradigma de las mujeres en la educación. Para ello, comenzó haciendo referencia al contexto histórico: “La historia de las mujeres es una historia sumamente especial, que significa siglos de sufrimientos y segregación, pero, también, de conquistas. A pesar de esta situación, hay desde la antigüedad nociones claras y rastros en las universidades que construyeron siempre un espejo conducente de transformaciones políticas, sociales, e institucionales”. En tal sentido, prosiguió: “Isabel la Católica era una mujer muy culta y con una biblioteca muy importante. La Corte es en este momento no solamente era el espacio en donde convivían un grupo de personas de distintos rangos, sino que también allí se crearon pautas de sociabilidad, lo cual ocasionó que se convirtieran en el centro sociopolítico del reino. Fue entonces un lugar de formación para sus propios miembros”, expresó y añadió que “en ese espacio donde se forman las futuras reinas, hay lecturas que son de obligada consulta. Se empieza a insistir en la necesidad de que la mujer sea virtuosa y que posea buenas lecturas”.

Posteriormente, describió al siglo XVIII: “Llegamos a un siglo con unos ideales comprometidos con los pensamientos políticos de la Ilustración. Este va a ser el escenario propicio para el privilegio de la educación. En este clima de decidido apoyo a la educación como el mejor instrumento para provocar el cambio social, no faltan las voces que insisten en la necesidad de la educación de las mujeres. Feijoo y Montenegro con el libro La defensa de las mujeres abren el camino y establecen claramente que no es menos hábil el entendimiento de las mujeres que el de los hombres, aún para las ciencias más difíciles”. En la misma línea, se refirió a la obra La Apología de las Mujeres: “Es una primera obra feminista en España en donde se plantea la escaza educación de las mujeres, la desigualdad entre los géneros y la hipocresía de la moral de la epóca. Le dice a las mujeres que se respeten. Fue un verdadero grito de la revolución femenina”.

Seguidamente, reconoció: “Aún así, la alfabetización creciente de la mujer le permite a las mismas comenzar a leer, formar sus bibliotecas y exhibirlas. Esto convierte a las bibliotecas en núcleos de sociabilidad temprana, comienza la difusión y la circulación de estos textos. Se evidencia la necesidad de imprimir libros para las mujeres y comienzan las primeras colecciones para ellas. El teatro también va a ser un ámbito de importancia. En este horizonte, las mujeres insistían con su participación en los claustros universitarios. Aún quedaba todavía camino por recorrer”.

En último término, analizó la presencia de las mujeres en las facultades de Derecho: “Por mucho tiempo, la posibilidad de que abogaran por los derechos estaba prohibida por ley. Había un rechazo en la Antigua Roma. El miedo a una mujer que hable, razone y defienda sus verdades atraviesa los siglos e impacta en las legislaciones. Se les prohibía el ejercicio. Vemos una gran evolución”.